jueves, 7 de julio de 2011

LONDON: DAY 2 (Things Looking Better)

Como dije ayer, no esperaba poder actualizar el blog a diario, y de hecho la intención era no updatear hoy. Las circunstancias me han provisto con tiempo libre y motivación (más sobre esto después), así que ahí va la actualización:

Como dije, me desperté temprano (aunque lo de las 7 am se quedo en un quiero y no puedo, aunque no me levantara mucho más tarde) y tras una ducha y un desayuno hippie en el albergue (tenías hasta que fregar lo que usaras por deferencia a los siguientes clientes), mochila en mano, me di a la calle. Como los pubs/bares/garitos en general están cerrados a primera hora de la mañana, he decidido usar este intervalo para hacer turisteo, relajarme, coger fuerzas y así poder estar dándolo todo a partir de las 11 or so. Cómo todavía no sabía si había llegado a Londres o no, decidí acercarme a las casas del parlamento, a ver que me aconsejaba mi colega Ben. Nada más salir de la estación de metro de Westminster, y andar un poco sobre el puente, empieza a caer la de Dios, con lo cual me tuve que conformar con un saludo, una pequeña _____ y al metro otra vez, que ahí no llueve.

Mi siguiente punto de destino era la Tate Modern, ya que si llegaba con tiempo quería hasta ver el Shakespeare’s Globe, que tras tantas veces en Londres no he podido visitar de turista (aunque dormí enfrente en plan homeless hace años). Mientras que iba cruzando el Millenium Bridge, dejando a mis espaldas la catedral de St. Paul, pude ver que la Tate todavía tenía el nombre de Ai Weiwei en una de sus esquinas, así que igual me volvía a encontrar con la llanura de pipas talladas en cerámica por el artista este (aclaración: cuando estuve en navidades en el museo me pareció una genialidad de la cual mis compañeros de viaje renegaron hasta más no poder). Evidentemente, en la famosa sala de turbinas no había absolutamente nada, así que me tuve que contentar con dar una vuelta por la exposición permanente, ver un par de cuadros siempre inspiradores y comprobar si [interrupción: por fin llegó Leo, dejo de escribir hasta mañana] (…) tenía correo/mandar CVs gracias a la generosidad del museo, que tiene wifi gratuito y unos sillones demasiado cómodos (volveré, cuando pueda escaparme al Globe).

Mientras estaba comprobando los nuevos anuncios, un pub inglés (cerca de Marylebone) necesita gente, y sugerían acercarse in situ a soltar el curriculum. Así que bueno, ya tenía plan para la mañana, me puse dirección al pub, les solté el CV, hablamos un par de minutos y me dijeron que esperarían a tener todos los CVs y luego ya me llamarían si tal (buena impresión, pero <10% de que pase). Como estaba en plan turista, el siguiente punto era Trafalgar Square, un poco de National Gallery (que creo que es el museo que menos he enseñado a mis visitas) y a pensar que hacer después. Cuando salgo del metro, me llega un mensaje al móvil sobre un mensaje de voz (!) de una tal Lydia que quería hablar sobre mi pasado, consigo llamarla y a las preguntas de ¿bueno, cuanto tiempo trabajaste en Londres? ¿Qué has estudiado? y un par más que estaban en el curriculum, tras responderle con lo básico (nota mental: la siguiente vez toca venderse mejor) no se quedó demasiado satisfecha y yo me quedé con mal sabor de boca, porque podría haberle soltado más rollo. En fin, lo de siempre. Por cierto, en Trafalgar Square tenían montado un pantallote e infinita gente allí. Cuando me enteré que era para ver la premiere de Harry Potter y que llevaban días acampados, solo pude reírme. En España acampamos como método de protesta, y aquí acampan para ver el tráiler de Harry Potter (WTF!).

Tras comer y dar un par de vueltas por calles extrañas buscando cartelitos de “staff wanted” acabé en Marble Arch tomando el sol mis veinte minutitos antes de dirigirme a un pub para una pinta y un poco de correo. Me pido la pinta, me siento en una mesa, miro por la ventana y empieza a llover (jojo). Total, que me terminé la pinta, dejó de llover, y seguí con el mismo modus operandi, vuelta por aquí, vuelta por allá hasta que me acerque al hostal para echarme una siestecita (40 mins) y me fui al pub en el que había quedado con Leo (amigo mexicano que conocí de Erasmus).

The Green Man, un pub con muchísima variedad de sidra (tocó beber sidra esa noche). Como habíamos quedado a las seis, llegué a las menos diez, me pedí mi pinta y empecé a esperar al colega. Como buen mexicano, llegó cuando ya me había acabado la segunda pinta , y ya nos pusimos al día entre amigos suyos y pintas varias. Mientras esperaba, me llamaron y tardé demasiado en coger el teléfono, pero me dejaron otro mensajito de voz. Que habían visto mi CV y si podía ir al día siguiente a una entrevista (Westminster Bank Bar and Restaurant ), lo que me alegró aún más la jornada en el pub. En un momento de la cuarta pinta, se unieron a la conversación dos chicas de China, hablamos de la libertad de expresión y ellas me argumentaban que estaban demasiadas personas en China para que cada uno pudiera decir libremente lo que piensa, y que estaba a favor del control gubernamental. A la pregunta de ¿y por eso tienes que meter a los librepensadores en la cárcel? no hubo respuesta, como era de esperar. El resto de charla fue más suave, vida por aquí, deporte por allá, estudios arriba, amigos en común abajo, anécdotas y demás.

Tuve que rajarme temprano (23.xx) ya que tenía que dejar el hostal al día siguiente (me mudo a Picadilly Backpackers, au revoir a la familia francesa) y tras pillarme un bocata en el Subway (la típica del Shawarma en Granada antes de irte a dormir), voy a la parada de autobús, me siento por allí para comerme el bocata y escucho “Pablo!” – los colegas con los que había estado en el pub-. Al final me tocó montarme en el bus con el bocata en vez de poder terminármelo ahí en la calle tranquilamente, caminito al hostal y a dormir, que ya tocaba.

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