domingo, 10 de julio de 2011

LONDON: DAY 5 (Lazy Sat)

Me despierto sobre las diez, me acerco al Starbucks que encontré primero en Regent Street (tuve que andar bastante, casi llego a Oxford Circus) porque tenía la falsa impresión de que había wifi gratuito. Tras pedirme un “grande capuccino” y una galleta de estas enorme, enciendo mi ordenador, y nada, tenías que ser cliente VIP para poder entrar a internet. Al menos pude robar el wifi de algún otro lado y aprovechar el café (enorme, como siempre) mandando mis CVs y demás.

Como no tenía plan para el sábado, decido acercarme al Royal National Hotel (cerca de Russell Square/British Museum) que es donde se juntan los frikis para jugar a las cartas los sábados cuando hay un evento grande (y este sábado había uno). Llego al hotel, y allí solo había personas de bien (más tarde comprobaría que habían suspendido el evento por movidas raras). Como estaba por la zona de la universidad, me puse a caminar entre la zona en la que sabía que había pubs, y dejé en el The Rocket (pub hermano del The Court, ambos destinados a estudiantes, con sus descuentos y tal) un CV. El chavalillo lo metió al tomo, y fuera. En fin.

Para no quedarme en el mismo pub tomándome una cerveza, doblé la esquina en Charlton Street y tenían montada una pequeña feria internacional, con sus cacharritos de feria de pueblo, puestos con comida de varios países y puestos con libros/artesanía varias. Ah, y mucha policía. Al entrar a la calle, hacía sol. Iba andando a un ritmo normal, ni siquiera parándome en los stands (y mucho menos en las tómbolas de pescar un patito). A mitad de la calle, empieza a llover cosa mala. Busco refugio en el pub más cercano, que estaba al final de la calle. Entro, medio vacío. Tipiquísimo pub inglés. Un par de familias con el nene dando vueltas mientras ellos estaban inflándose a pintas, los 4-5 parroquianos ingleses con su gorra, blanquísimos como la nieve y sus camisetas de sus respectivos equipos, la mesa de billar siempre sonando… vamos, de “This is England” (buena peli!) total. No tenían internet, así que me tomé la pinta tranquilamente, escribí el post anterior y cuando dejó de llover, salí al exterior otra vez.

Volví al hostal para recargar la batería del portátil, descansar mis 20 minutitos, y con un hambre que no podía más, pub de la esquina a ver que tenían. Veo, en orden ascendente de precio “Fish & Chips”, “Cod & Chips”, “THE COD FATHER” (juego de palabras entre el pez ‘cod’, y la peli, el padrino, ‘the god father’). Ansiado perdido, me pido mi pinta y el padre de todos los fish and chips. Cuando me lo trajeron, era como mi brazo. Cuando llevaba la mitad estaba servido, a las tres cuartas partes estaba lleno y comía por orgullo, y cuando lo acabé estaba tan lleno que la segunda pinta (sí, tocó pedir otra para bajar el asunto) casi no la puedo acabar, aunque estaba ocupado mandando CVs y tal, así que no fue tediosa.

El resto de la tarde la pasé en el hostal reposando, le mandé un sms a Leo y me comentó que habían quedado para unas pintas en Camden Town, plan al que obviamente le dije que me apuntaba. Algo antes de salir, me cambió de plan a “una fiesta mexicanísima en Turnpike Lane”, y como ya estaba vestido le di el visto bueno. Al final era una fiesta de cumpleaños con infinidad de brasileños/mexicanos, una chica española y otra colombiana. Destacar lo de las chicas, la primera que había venido a Londres a aprender inglés y llevaba ya 4 años, ahora trabajando de dependienta en una tienda. Supongo que podría optar por trabajar en el McDonalds o volver a trabajar como Barback llevando cajas de un lado a otro y siendo el servicio del servicio (estás para que al barman no le falte nada y pueda servir a los clientes de verdad). Me dio que pensar, y sinceramente, si en x días no encuentro un trabajo que más o menos cumpla con mis expectativas, me vuelvo como un señor a España, y a disfrutar el verano.

La fiesta era en Turnpike Lane (a 10 minutos de donde viví al principio de mi Erasmus en Londres, zona 3, norte de Londres, lejísimos de todo) y tenían allí montada su barbacoa y cervezas por doquier. No iba demasiado animado por el cambio de plan a última hora, ya que yo me quería tomar mis dos pintas y volverme al hostal, pero al final, como era evidente, se alargó la cosa. La gente era bastante maja, buena música, buen ambiente.

Ah, la colombiana. Típica chica Camden (pantalones de cuero, tatuajes everywhere, piercings, delgada rozando la anorexia) por lo visto había estado casada 4 años con un actor porno londinense (wtf) y todas las canciones que puso en español eran “me gusta ser una zorra”, “soy una puta”, “vente en mi boca” y similares. No es de extrañar que en la discusión en la que ella defendía que “no existe el amor de pareja” ninguno le hiciéramos caso. También influye que era ya la hora de cerrar el chiringuito y tampoco queríamos ponernos a debatir demasiado sobre el tema

Para la vuelta, ya que había cerrado el metro, tocó un poquito de bus nocturno. N29, bus of crime (tiene grupo de Facebook el autobús y todo). El mismo autobús que tenía que coger cuando vivía en North London, cuando vivía en la residencia en Camden Town, y cuando salía de trabajar de Century (!). Vamos, el autobús multiusos. Cómo el trayecto era hacia el centro y no el inverso, no había demasiados pasados en el bus, fue tranquila la cosa.

Para volver al hostal, tenía que pararme en Cambridge Circus, pasar por la puerta de Century y llegar al hostal (5 minutos andando). No estaba planeado, pero eran las 2.30 a.m. cuando me bajé del bus y tenía el feeling de que me iba a cruzar con alguien saliendo de Century, y así fue. A lo lejos veo a Russell (cincuentón, cerraba siempre el club a base de Vodka+Ginger Ale, un buen tío). Ahí pensé “ale, a este ahora le suelto un par de historias, que si estoy de vuelta y demás, se alegrará de verme, y como tiene bastante mano en el sitio, habla con algún manager y me llaman fácil”. Cuando estoy a 5 metros, sale Sophie (sí, la jefa, jefa, que me denegó un minuto la anterior vez) y al cruzarnos, sonrisita, bye bye y fuera, pasando de pararme a saludar al hombre este para que me diera un corte la amiga. Una pena, porque cualquier otro manager/trabajador, hubiéramos tenido una charlita de 5-10 minutitos.

Y así acabó la jornada del sábado, sin llegar demasiado tocado (en la fiesta me tomaría 4 pintas o así) y a seguir esperando acontecimientos, teniendo en mente la prueba del martes cada vez más. Pse, demasiada poca chicha para estar en Londres.

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